Una persona resiliente es aquella que tiene la capacidad de recuperarse de una situación adversa. Los peruanos hemos desarrollado mucho esta habilidad y hemos logrado superar momentos realmente complejos como el terrorismo o la hiperinflación de los 80’.
Hoy más que nunca necesitamos de la resiliencia para echar a andar la maquinaria laboral y económica de nuestro país. Para conseguirlo, es clave evitar que se rompa la Cadena de Suministro.
El COVID-19 ha dejado en evidencia lo poco preparado que estamos como país para atender una emergencia de estas dimensiones.
De acuerdo a un informe elaborado por el "Consejo de Negocios de Asia", el continente más grande y poblado del mundo aún no está 100% preparado para atender situaciones de emergencia y que son reiterativas.
Es bien conocido que Asia sufre constantemente de desastres naturales, epidemias e incluso catástrofes nucleares como la sucedida en Japón en el año 2011. A pesar que tienen mucho por mejorar, nos llevan la delantera en gestión de crisis. De hecho, ante la aparición de la pandemia, han tomado una serie de medidas a corto y mediano plazo en la economía, como: desarrollan sistemas de previsión estratégica para planificar y analizar el impacto potencial de eventos inesperados, aumentan la eficiencia y cuidado de los recursos, realizan planes de continuidad de los negocios, y mejoran constantemente la comprensión y gestión de proveedores.
Aprendiendo de desastres ajenos
Si de aprender de experiencias pasadas se trata, Renesas Electronics es un buen ejemplo. Esta compañía era el mayor proveedor mundial de unidades de microcontroladores para circuitos de microchips especializados en automóviles, y contaba con el 40% de participación de mercado.
El tsunami de Japón, ocurrido en marzo del 2011, inundó sus instalaciones ubicadas en la ciudad de Naka y expuso su vulnerabilidad como proveedor de la industria automotriz. Sus procesos de diseño y fabricación no eran fácilmente replicables, ya que se adaptaban a la medida grandes clientes, lo que hizo imposible las sustituciones rápidas.
La planta de Naka no reanudó los niveles de producción previos al desastre hasta septiembre de ese año, lo que generó retrasos en los procesos productivos de las plantas de Toyota. En su informe anual de 2011, Renesas registró una pérdida de 65.5 mil millones de yenes (el equivalente a US$ 860 millones) por daños post desastre natural.
La empresa compartió sus lecciones de recuperación ante desastres y se comprometió a hacer que sus fábricas sean resistentes a los terremotos. Así mismo, desarrollaron la capacidad de cambiar rápidamente la producción a lugares alternativos para crear redundancia tanto en sitios de ensamblaje como en inventarios.
Además, destacó la importancia de gestionar la información sobre el riesgo con los proveedores primarios y secundarios, y de abrir líneas de comunicación sobre la gestión del riesgo y la planificación de la continuidad del negocio.
Otro punto importante es que las principales vías como carreteras, puertos o ferrocarril se mantengan operativas, es ahí donde el Estado cumple una función preponderante.
Además, se debe contar con otros recursos como:
- Personal: recurso indispensable para mantener el flujo de producción. Debe estar cada vez más capacitado y ser más flexible. Tras la crisis por el Covid-19, China, por ejemplo, ha llegado a transportar personal de otras ciudades que no estuvieron en cuarentena para que la producción no se paralice en esos días. Otra opción fue migrar en forma gradual y acelerada hacia la robotización.
- Agua: es un recurso vital en el proceso productivo de varias industrias. Se necesita como insumo para la producción de bebidas y alimentos, pero es también un agente crucial en el proceso de fabricación de textiles y semiconductores, o en la realización de cortes de porcelanatos, por mencionar otro ejemplo.
- Energía: deben asegurarse tanto como los dos recursos anteriores, ya que permite continuar y recuperar los niveles de producción en cuestión de meses. Para esto, las empresas deben tener la capacidad de adaptarse y prevenir los precios volátiles, así como la escasez de oferta que pueda surgir, con un esfuerzo para no perjudicar sus operaciones.
Fortalecer la resiliencia de la Cadena de Suministro
Para muchos líderes, el costo, la calidad y la entrega son considerados las principales métricas de evaluación y control para poder desarrollar de la mejorar manera las estrategias de la cadena de valor. Pero ha quedado claro que, en días de desastres, el suministro confiable de repuestos, insumos o productos puede interrumpirse o retrasarse.
Muchos considerarán el reemplazo de proveedores, insumos o productos, e incluso pensarán en trastocar la forma de negociar con proveedores y clientes.
Con las experiencias vividas en Asia, y ahora en todo el mundo, las métricas claves para futuros diseños de cadena de valor de suministros, además de costos, calidad y entrega, deberán incluir resiliencia, capacidad de respuesta y posibilidad de reconfiguración, conocidas como las 3R.
Fortalecer la resiliencia de la Cadena de Suministro, al corto plazo involucra abordar los retos existenciales, pero a largo plazo implica trabajar en colaboración con las políticas gubernamentales sobre cambio climático, establecer y alcanzar objetivos de sostenibilidad corporativos, construir y mejorar la infraestructura nueva y existente, y unirse a acuerdos internacionales para mejorar colectivamente la resiliencia y la sostenibilidad.
24-09-2020 / GS1 Perú